Música rusa
En el siglo XIX, el resplandor de la música clásica rusa está ligado al nombre de Mijaíl Ivánovich Glinka, el primer compositor ruso de fama internacional cuya influencia se extendió más adelante a los compositores del «Grupo de los cinco», formado por Nikolái Rimski-Kórsakov, Modest Músorgski, Mili Balákirev, César Cui y Aleksandr Borodín. El arte ruso, a pesar de su predilección por el piano y la música de ballet, también abarca el repertorio sinfónico y lírico, como lo demuestran las obras maestras de Piotr Ilich Chaikovski, ilustre figura romántica de finales del siglo XIX.
La aparición a principios del siglo siguiente de obras de compositores como Scriabin, Stravinski, Prokófiev o Shostakóvich propulsó la música rusa a la vanguardia de la escena mundial. Desde entonces, sus obras fueron defendidas por virtuosos intérpretes, como Mstislav Rostropóvich, Vladimir Horowitz, Sviatoslav Richter, Emil Guilels o David Oistrakh, y en la actualidad por Valery Gergiev, Anna Netrebko, Nikolái Luganski o Vladimir Jurowski.