La bayadera de Marius Petipa, nueva puesta en escena de Yuri Grigorovich, música de Léon Minkus
Svetlana Zakharova (Nikiya), Vladislav Lantratov (Solor), Maria Alexandrova (Gamzatti)... — Cuerpo de Ballet del Teatro Académico Estatal Bolshói de Rusia
Casting
Sergei Khudekov
Yuri Grigorovich
Con escenas de las producciones de:
Vakhtang Chabukiani
Nikolai Zubkovsky
Konstantin Sergeyev
Nikolai Sharonov
Valery Levental
Mikhail Sokolov
Svetlana Zakharova
Vladislav Lantratov
Maria Alexandrova
Alexei Loparevich
Andrey Sitnikov
Cuerpo de Baile del Teatro Estatal Académico Bolshoi de Rusia
Sobre el programa...
Es uno de los mejores ballets del repertorio y su coreografía reúne un gran número de bailarines, incluyendo cinco virtuosos solistas. Estrenada en 1877 en el célebre Teatro Bolshói, la coreografia de La bayadera fue realizada por Marius Petipa y escrita por Léon Minkus. Fue revisada unas cuantas veces por el mismo Petipa y después por otros coreógrafos. Un hito del repertorio ruso, este ballet no se conoció en los países occidentales hasta que Rudolf Nuréyev creo en 1992 la coreografía para la Ópera de París.
La historia de La Bayadère está compuesta por elementos trágicos. En India, Solor (Vladislav Lantratov) y Nikiya (Svetlana Zakharova), la bailarina del templo, se aman el uno al otro. Pero sus sentimientos se ven frustrados por el gran Brahmin (Andrey Sitnikov), que está enamorado de Nikiya, y la hija del rajah (Alexey Loparevich) —Gamzatti (Maria Alexandrova)— que está a su vez enamorada perdidamente de Solor. Las complicadas relaciones entre estos cuatro personajes hacen que La Bayadère reúna sentimientos tan contradictorios como el amor, el desprecio, los celos, la traición y el odio. Con una violencia pocas veces vista, el coreógrafo deja a la perseguida bayadera morir en escena, víctima del poder de sus enemigos, y cuya nobleza no le permitió tomar ventaja de las circunstancias. Solor y Nikiya se reúnen en el Reino de las Sombras, en una visión opiácea de Solor. Según cuenta la leyenda, aquí es donde los amantes se reconcilian entre la gran opulencia y el orden de las sombras de las otras bayaderas. Así, el tercer acto se opone a los dos actos anteriores llenos de colores, con un majestuoso acto blanco donde el amor triunfa por encima de los sentimientos en un sueño inmaculado.