Selección editorial de la semana

Llega un momento en el año en el que lo que más disfruto es pasar la tarde con amigos o familia, departiendo en una mesa a la luz de las velas hasta altas horas de la noche, hablando de todo y de nada, perdiendo la noción del tiempo y disfrutando de una eventual brisa de verano. En esos momentos llega entonces la noche con su infinita promesa, y es esa sensación electrizante una que no se encuentra prácticamente en ninguna otra forma... Excepto en el flamenco.

Esta semana quiero compartir con ustedes un contenido que evoca para mí la magia de la atmósfera descrita. Se trata del espectáculo de Rocío Molina, bailaora, y Yerai Cortés, guitarrista, quienes despliegan sus habilidades artísticas para mostrarnos el poder del flamenco en un acto sin palabras de intenso magnetismo, sin perder jamás el control sobre sus intrumentos (el cuerpo humano para Rocío, y las seis cuerdas para Yerai) durante casi 90 minutos de intensa fisicalidad. La simpleza minimalista del escenario permite a los dos intérpretes apropiarse de la totalidad del espacio, bañados de una luz cálida que, una vez más, evoca las largas tardes de verano en un momento de arte increíble donde danza, música y humanidad se conectan.