Desde tierras lejana

Desde tierras lejana

Inspirado profundamente por el misticismo de lugares desconocidos, añorados, lejanos o imaginarios, Ravel escribió obras que nos transportan en pocos segundos a lugares como su amado País Vasco (donde tenía raíces que durante toda su vida honró); España misma (como atestigua la Rapsodia española y la Alborada del gracioso y como demuestra su obra más famosa —el Boléro—: una oda a esta danza tradicional española de fuerza y fisicalidad impresionantes); sin olvidar el virtuosismo del violín en Europa del Este plasmado en Tzigane, inspirada por las habilidades técnicas aparentemente sorprendentes de la violinista húngara-romaní Jelly d'Arányi, a quien dedica incluso la obra.

Además, como muchos de sus contemporáneos y predecesores (sobre todo), Ravel llegó a plasmar la fascinación de Europa por el Oriente, notablemente en su Obertura Shéhérazade (1898) para viajar eventualmente al otro lado del Atlántico, donde el ritmo intoxicante del jazz, género nuevo y sorprendente, llegó también hasta el compositor francés para influir con sus armonias inusitadas en obras como la Sonata para violín (1927) y el Concierto para piano en sol (1931).