Arthur Grumiaux interpreta el Concierto para violín de Mendelssohn
Orquesta Nacional de la RTF, bajo la dirección de Manuel Rosenthal
Casting
Arthur Grumiaux
Orchestre national de la RTF
Manuel Rosenthal
Sobre el programa...
Una película que nos permite descubrir todas las facetas del admirable violinista Arthur Grumiaux.
Entre las figuras míticas del violín, Arthur Grumiaux ocupa un lugar aparte, a la sombra de los deslumbrantes soles Yehudi Menuhin e Isaac Stern, sus contemporáneos. Efectivamente, el lugar importante que otorga a la enseñanza (sucede en 1949 a su antiguo profesor en el Conservatorio de Bruselas) y su gusto por la música de cámara, a la que dedica una parte de su carrera, lo alejan de los focos. Pero en esa sombra se alimenta la brasa.
Nacido en Bélgica en 1921, el más famoso representante de la escuela belga del violín desde Eugène Ysaÿe y Henri Vieuxtemps, también estudió en París con George Enesco. Niño prodigio, virtuoso reconocido, forma un dúo mítico con la pianista Clara Haskil a la que conoce en 1950 en el Festival de Prades y con quien graba todas las sonatas de Mozart y Beethoven. También él era un pianista consumado.
Aunque no le gustan demasiado los focos, ni las agotadoras giras alrededor del mundo, esa noche de 1961 estuvo presente en el Festival de Niza. Bajo la batuta de Manuel Rosenthal que dirige a la Orquesta de la RTF, interpreta un Segundo Concierto de Mendelssohn de una pureza sonora llena de elegancia. En bis, el Capricho n.º14 en mi bemol mayor de Paganini surge bajo sus dedos como un torrente cristalino.
Después, lo descubrimos en la Sarabanda y la Chacona de la Segunda Partita de Juan Sebastián Bach, donde Grumiaux el «hombre» se desvanece completamente para dejar hablar solo al compositor. Por último, Nigun de Ernest Bloch, una breve pieza admirable en la que su lirismo contenido puede revelarse.