Daniil Trifonov y el Cuarteto Ébène interpretan Haydn, Shostakóvich y Franck

Compuestos en 1772, los Seis cuartetos, op. 20 de Haydn presentan innovaciones en la técnica compositiva de la época y ejercerán una fuerte influencia en el desarrollo del género dutante los años por venir, confiriéndole al compositor el merecido sobrenombre de «el padre del cuarteto de cuerdas». Haydn se inspira en el movimiento artístico conocido como «Sturm und Drang», que prioriza la expresión subjetiva del individuo por encima del racionalismo, lo que le da a su música una cualidad (pre)romántica. El Cuarteto n.° 4 de la colección encarna perfectamente este espíritu atrevido, rico en su contrapunto y armonía, con giros rítmicos inesperados.

El Cuarteto para cuerdas n.° 8 en do menor de Shostakóvich se compone de cinco movimientos encadenados en una sola estructura donde persiste un tema de cuatro notas, cada una de las cuales corresponde a las letras de la abreviación «DSCH» (el nombre del compositor), es decir: re-mi bemol-do-si, en nomenclatura alemana. Escrito en solo tres días, luego de la adhesión reticente del compositor al Partido Comunista, el cuarteto cuenta con una conmovedora dedicatoria: «en memoria de las víctimas del fascismo y de la guerra». Este recital cierra con el Quinteto para piano y cuerdas en fa menor de César Franck (1879), una obra maestra absoluta del compositor belga y un tour de force expresivo y profundamente emocional.

Fotografía: Quatuor Ébène © Julien Mignot

Daniil Trifonov aparece gracias a la amable autorización de Deutsche Grammophon.
El Cuarteto Ébène aparece gracias a la amable autorización de Warner Classics.