Casting
Sobre el programa...
Rolando Villazón es un tornado, pero un tornado benigno que no destruye nada a su paso sino que construye felicidad en torno a él. Sus fans son afortunados: el tenor mexicano vive dedicado a ellos, con una generosidad que se parece a su voz, repleta de sol. «Lo que busco en un concierto es la experiencia humana. Me gustaría que las personas salgan de aquí llevándose algo con ellos.»
El público del recital que dio en Berlín, en la sala de la Filarmónica, estaba entusiasmado. Villazón encadenó arias del bel canto, de Donizetti, pasando por Cilea y Mascagni, a la vez que se dejaba filmar (¡bajo la ducha!) y entrevistar entre bambalinas, donde se le ve, como un león en su jaula, esperando a la segunda parte del espectáculo.
Pocos artistas muestran tanta espontaneidad, tanta naturalidad. «Ya desde muy pequeño quise subirme a un escenario. Pero el escenario, para mí, también es la vida. El instrumento de un cantante es su voz, su cuerpo, su propio ser.» Y él lo da sin medida.