Casting
Sobre el programa...
El violín fue siempre su pasión. Cuando tenía dos años, Lisa Batiashvili tocó por primera vez un instrumento y ya no lo pudo dejar. Hoy, con 32 años de edad, Lisa es una de las mejores violinistas del mundo.
"Mi amor por el violín empezó cuando era pequeña, cuando los alumnos de mi padre venían a casa a recibir clases. Era algo muy especial porque en esa época no había tantos juegos y entretenimientos para los niños como ahora. La música era un mundo en el que podías imaginar, expresarte", dice Lisa Batiashvili.
Hasta los once años de edad Lisa Batiashvili aprendió a tocar el violín con su padre en Georgia. En 1991, apenas unos días antes de que estallase la guerra civil la familia se fue a Alemania. Hoy Lisa vive con su marido y sus dos hijos en Francia.
A sus 32 años, Lisa está considerada como una de las mejores violinistas del mundo. Aquí, en Estocolmo, Lisa interpreta el Concierto para violín de Johannes Brahms con la Orquesta Filarmónica de Estocolmo.
“Esta pieza requiere mucha fuerza física e interior. Aprendí a tocarla cuando tenía 17 o 18 años y después me olvidé de ella durante un tiempo. Lo hice a propósito porque quería tener más experiencia y después volver a intentarlo. Es una pieza larga llena de dificultades, un gran desafío”, explica.
“Muchas veces creo que este concierto fue escrito para las manos de un hombre. Hay momentos en los que necesitaría tener unas manos enormes. Es todo un desafío porque mis manos son muy pequeñas”, asegura.
Lisa Batiashvili tiene la suerte de poder tocar un Stradivarius de 1709 valorado en varios millones de euros. Un violín que no solo produce un sonido exquisito sino que es también muy sensible. “A veces pienso: por favor suena como ayer. A veces tengo la sensación de que está vivo, de que sufre el estrés o el cansancio o las tensiones. Para mí este instrumento es como un compañero que me ayuda a hacer música”, afirma.
Lisa Batiashvili intenta aprender un concierto nuevo cada año. Una tarea nada fácil para esta madre de familia. “Cada vez es más difícil porque con los niños estoy siempre muy ocupada y no soy tan eficaz como en los años de estudiante. Pero como soy violinista no tengo otro remedio, tengo que trabajar, aprender nuevas obras. Esto también tiene sus ventajas, crecemos con la música”.
En este programa pueden escuchar fragmentos de la obra : Johannes Brahms, Concierto para Violín en Re mayor, op.77