Concierto

Sergiu Celibidache dirige la Sinfonía n.° 7 de Bruckner

A 38 años de un reencuentro histórico con la Filarmónica de Berlín

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Luego de su última colaboración como director de la Filarmónica de Berlín en 1954, Sergiu Celibidache no regresaría a este podio en casi 40 años. Aunque prodigioso, su debut en 1945 —apenas terminada la guerra— estuvo marcado por una relación conflictiva con los músicos de la orquesta, debido al carácter poco ortodoxo e implacable del entonces joven director rumano y, cuando en 1954 la orquesta eligió a Herbert von Karajan como su director, Celibidache, desairado, juró nunca volver a colaborar con la agrupación. En marzo de 1992, el presidente de Alemania, Richard von Weizsäcker, le extendió una invitación personal y, no obstante, Celibidache aceptó regresar.

¿Y qué mejor que Bruckner para un acontecimiento de esta magnitud? Con un legado a cuestas como uno de los directores más grandes del siglo XX —y uno absolutamente irrepetible—, Celibidache sigue siendo considerado como quizá el más grande bruckneriano que ha habido.

Así, la obra elegida para su regreso a Berlín fue la monumental Séptima Sinfonía de Anton Bruckner, una partitura que le ganaría al compositor austriaco el tan anhelado éxito. Luego de un trabajo intenso —¡inmortalizado en en este documental!—, su lectura de la obra se convirtió en una inmediatamente referencial y fue descrita por la crítica alemana como «uno de los momentos más importantes en la historia de la música».



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