El trovador de Verdi (versión en francés de 1857)
Robert Wilson (puesta en escena), Roberto Abbado (director) – Giuseppe Gipali (Manrico), Franco Vassallo (El conde de Luna)
Casting
Robert Wilson — Director de escena, escenógrafo, iluminador, concepto
Giuseppe Gipali — Manrique, el trovador
Franco Vassallo — El Conde di Luna
Marco Spotti — Fernand
Luca Casalin — Ruiz/Un mensajero
Roberta Mantegna — Léonore
Nino Surguladze — Azucena, una gitana
Sobre el programa...
Comandante español ejecuta, sin saberlo, a su propio hermano
Aragón, España. Domingo, 13 de julio de 1413
El Conde di Luna ejecutó anoche sábado al célebre trovador conocido como Manrico, quien en realidad no era otro sino su hermano, secuestrado casi al nacer por una gitana hace veinte años. A la tragedia se suman la muerte de una joven de nombre Léonore y de la madre adoptiva de Manrico, Azucena. Rival político y de amores del Conde, el trovador estaba a punto de casarse con Léonore cuando fueron los dos capturados por Di Luna, pretendiente también de la joven y quien sentenció a Manrico a morir decapitado. Presa de la desesperación, Léonore prometió al Conde casarse con él a cambio de la liberación del trovador pero aparentemente bebió un veneno con el plan de inmolarse después de liberado su amado, fallando en el acto. Di Luna enfureció al ver muerta a Léonore y mandó ejecutar por el hacha a su rival, enemigo y hermano. La confidente de la joven, Inès, informó que Azucena confesó al Conde antes de morir, enloquecida, que el trovador era en realidad su hermano desaparecido al nacer, salvado de hecho por ella (Azucena, hija de la bruja) cuando Manrico era solo un bebé.
«Una tragedia familiar; en muchos sentidos, una historia bastante actual...», es como describe Robert Wilson a Il trovatore o Le Trouvère, en su versión en francés, comisionada a Verdi luego del exitoso estreno de la obra en 1853. Con cambios y añadas a la música original, esta versión verá la luz en 1857 en la Ópera de París. Siempre dramática y oscura, la música de Verdi en esta ópera celebradísima cuenta en esta puesta en escena del director Robert Wilson con un juego de luces que complementa a la fría arquitectura para privilegiar la concentración sobre lo que se oye.