The Wayward Daughter de Sir Frederick Ashton
Nadia Nerina, David Blair y Stanley Holden – Royal Ballet London
Casting
Sir Frederick Ashton
John Lanchbery
Osbert Lancaster
Nadia Nerina
David Blair
Stanley Holden
Alexander Grant
Leslie Edwards
Franklin White
Ballet Real de Londres
Orquesta de la Royal Opera House, Covent Garden
John Lanchbery
Sobre el programa...
Archivo de 1962 grabado por la BBC con el Royal Ballet de Londres y su bailarina estrella Nadia Nerina.
Aunque en Occidente se montaran varias producciones de The Wayward Daughter, hubo que esperar a 1940 para que la obra fuera presentada al público estadounidense, en una versión de Bronislava Nijinska basada en la coreografía de Petipa/Ivanov/Gorski con el American Ballet Theatre. Actualmente, la obra figura regularmente en el repertorio de compañías grandes o menos grandes tanto de América del Norte como del Sur.
Entre todas las producciones que ha conocido esta obra venerable, la realizada por Frederick Ashton con el Royal Ballet de Londres se considera la versión de referencia. The Wayward Daughter es una comedia esbozada a grandes trazos en torno a la viuda Simone (papel tradicionalmente interpretado por un travesti) y del palurdo Alain. Un humor agridulce caracteriza la corte que se hacen Colas y Lisa. Ashton ha equilibrado magníficamente los aspectos cómicos con los grandes momentos coreográficos. El paso a dos de Lise y Colas es una de sus creaciones más inspiradas, mientras que la «Danza del gallo y las gallinas», justo después de la introducción, y la «Danza del tap» de la viuda Simone, en el acto I, son sencillamente hilarantes.
La partitura de la versión que se presenta aquí es una amalgama del original de Hérold, nuevos fragmentos escritos por John Lanchbery, director de orquesta en el Royal Opera House del Covent Garden, de extractos del pastiche que se utilizó como música para la producción original y, para la «Danza del tap», de la música de Peter Ludwig Hertel utilizada en algunas versiones del ballet a partir de 1864. Si bien esta partitura parece carecer de homogeneidad, es sin embargo muy eficaz y acompaña elegantemente a la coreografía fantástica de Ashton.
La pasión de Ashton por este cautivador ballet se expresa en este comentario: «En mi imaginario, hay una vida en el país de la eterna primavera, una verde pastoral de sol perpetuo y zumbido de abejas –el silencio suspendido de un paisaje de mi querido Suffolk pintado por Constable, luminoso y tranquilo–». No es la calma lo que caracteriza a esta comedia a menudo tumultuosa, pero el sol brilla por todas partes en la radiante obra maestra de Ashton.
Ernie Gilbert (extracto)