Castor y Pollux de Rameau
Pierre Audi (puesta en escena), Christophe Rousset (director) — Con Anna Maria Panzarella (Télaïre), Véronique Gens (Phébé), Finnur Bjarnason (Castor), Henk Neven (Pollux), Nicolas Testé (Jupiter)
Casting
Pierre Audi
Patrick Kinmonth
Jean Kalman
Amir Hosseinpour
Anna Maria Panzarella
Véronique Gens
Judith Van Wanroij
Finnur Bjarnason
Henk Neven
Nicolas Testé
Thomas Oliemans
Anders J. Dahlin
De Nederlandse Opera Chorus
Martin Wright
Sobre el programa...
El dios Pollux —hijo de Zeus y Leda (reina de Esparta)— está destinado a casarse con Télaïre, una mortal. Pero Télaïre a quien ama es a Castor, un semidios no inmortal (hijo también de Leda, pero cuyo padre es el rey de Esparta). Phébé, hermana de Télaïre quien también ama a Castor, teme que si Pollux se entera de que su prometida ama a Castor, su hermano gemelo, la boda se cancelará. Télaïre planea conspirar con los enemigos de Esparta para hacer secuestrar a su hermana y Pollux se entera así de que Télaïre a quien ama es a Castor. Efectivamente, Pollux cancela la boda; pero los enemigos de Esparta atacan y Castor muere. Pollux estará dispuesto a sacrificar su vida con tal de traer de vuelta del Hades a su hermano Castor; pero para Castor la vida no tiene sentido sin su hermano. Por increíble que parezca, esta es la historia no solamente de Castor y Pollux, la tragedia en música del compositor francés Jean-Philippe Rameau, sino también el hermoso mito de cómo se creó la constelación Géminis (los gemelos) gracias a la bondad de Júpiter (Zeus).
La puesta en escena minimalista de Pierra Audi (nacido en 1957) para este título de Jean-Philippe Rameau podría no parecer lo idóneo para una obra barroca cuyo estreno en 1737 se caracterizó —como era natural en aquella época— por un lujo escénico casi excesivo. Pero su argumento enrevesado; una música riquísima y variada; y el libreto, de una finísima pero trágica poesía conforman en su todo una intensa experiencia dramática que, hoy, en el siglo XXI, puede (o no) servirse de un discurso visual discreto que permita poner los reflectores sobre los elementos narrativos de la obra (música y libreto), dejando a lo decorativo una función que puede incluso potenciar el acercamiento y el entendimiento de esta joya del Barroco. Al espectador le tocará decir si fue así o no.