Tesoros del ballet ruso
Galina Ulánova, Maya Plisetskaya, Vladimir Vasiliev… - Ballet del Bolshói
Casting
The Stone Flower:
Yuri Soloviev
Alla Sizova
Alla Osipenko
Anatoli Gridin
Leningrad Kirov Ballet
Orquesta de la Royal Opera House, Covent Garden
Niazi
Swan Lake
Galina Ulanova
Nikolai Fadeyechev
Ballet Bolshói
Orquesta de la Royal Opera House, Covent Garden
Yuri Faier
Cinderella:
Raisa Struchkova
Sobre el programa...
Aunque el ballet nació en las cortes europeas, fue en Rusia donde se desarrolló como el arte que mejor conocemos hoy en día, en particular con el ballet dramático, o ballet-dram, cuyo apogeo fue el trío de obras maestras de Chaikovski: Le lago de los cisnes, La bella durmiente y El cascanueces. Igualmente importante fue la calidad de la enseñanza, que producía bailarines con facultades extraordinarias. Nijinsky, Pavlova, Karsavina y Massine eran solo algunos de los bailarines cuya fama se extendió en todo el mundo.
Estos extractos dan testimonio de la diversidad de talentos de los bailarines de Bolshói. La brillante y ambiciosa Kitri de Plisetskaya en Don Quijote está muy lejos de la famosa Odette de El lago de los cisnes, y sin embargo ambas han sido celebradas como definitivas. Maximova, cuyo encanto travieso brillaba en los papeles más ligeros, es igual de elocuente como espectral Giselle. La Cenicienta de Stroutchkova boga a través de los aires en sus solos, revelando una pura poesía bailada en su paso a dos con Lavrovsky, pareja impecable. Timofeyeva tuvo un debut prometedor como reina de los cisnes, pero la exuberancia y el vigor desplegados en el extracto de Gayaneh son los de una bailarina decidida a deslumbrar. Quienes hayan visto el poderoso Espartaco de Vassiliev, auténtica proeza teatral, apenas reconocerían al bailarín que sobresalía en papeles cómicos como Basilio en momentos anteriores de su carrera.
La más famosa y venerada de todas las bailarinas rusas fue probablemente Galina Ulánova. Su carrera se inició con el Kirov, pero en 1914 se unió a Bolshói, convirtiéndose posteriormente en la prima ballerina assoluta de la compañía. Era la más lírica de las bailarinas, con una plasticidad y un fraseo legato naturalmente musicales. Era además una constante fuente de inspiración para las bailarinas más jóvenes de la compañía, ejerciendo una influencia particularmente intensa en Maximova, que prosperó bajo su tutela. Para los rusos, Ulánova se acerco a la santidad artística más que cualquier otro bailarín de su historia.